Equilibrar el optimismo con la realidad: la clave del éxito para los emprendedores

éxito. La palabra inspira e intimida, creando visiones de grandeza o catástrofe. Entre las muchas habilidades que se requieren y se pueden implementar para lograr el éxito en los negocios, caminar por la cuerda floja de equilibrar sueños y metas emocionantes contra los rigores de los mercados competitivos es un talento del que no se habla con frecuencia.

Mucho de esto tiene que ver con el hecho de que las personas están más interesadas en elementos y tácticas concretas y medibles que pueden y deben usarse para alcanzar la cima del éxito, en lugar de visiones extravagantes. Pero profundizar un poco más en las tácticas de administrar una empresa exitosa revelará ideologías y filosofías empresariales que solo pueden comprenderse completamente a través de la implementación y la experiencia.

En la lista de lecciones que vienen con el tiempo está la habilidad de equilibrar el optimismo con la realidad.

Los beneficios del optimismo y el realismo

La mayoría de las personas, independientemente de sus actividades comerciales o su carrera, tienden a tener una personalidad que se inclina hacia uno de dos lados: optimismo o realismo. Los optimistas pueden, a menudo a través de un intenso entusiasmo y amor por su producto*, proyectar y mantener un sentido de positividad al predecir objetivos. Los realistas, aunque no menos apasionados por su producto, tienden a preferir enfrentar posibles decepciones y fracasos al considerar respetuosamente muchas variables, sin importar cuán aterradoras o sombrías puedan ser.

Los optimistas optan por trascender la neblina temerosa de lo desconocido para caminar firmemente hacia el futuro, con la confianza al alcance de la mano; Los realistas pueden preferir una actitud emocional más neutral hacia un futuro brillante y brillante, porque ven los baches inevitables en el camino hacia el éxito. Nadie tiene toda la razón o está equivocado. De ahí la necesidad de saber en qué dirección se inclina el plan de negocios.

Hay muchos estudios que muestran una fuerte correlación con los negocios exitosos en los que los empresarios mantienen una actitud optimista. Sin embargo, el puro optimismo puede cegar un modelo de negocio sólido con delirios de gran éxito. Sobreestimar el entusiasmo del cliente potencial y las necesidades del mercado puede diluir fácilmente el éxito potencial de una empresa. Sobrevender un producto o servicio antes de un examen adecuado a través de pruebas de campo o prueba y error puede conducir a la comercialización sin la necesidad de mejorar las capacidades para presentarlo bien.

Mientras tanto, esta actitud optimista puede provocar una falta de voluntad para medir y evaluar los signos críticos de problemas inminentes. En cualquiera de los casos, el equilibrio a lograr entre las dos cualidades dependerá no solo del producto o servicio, sino del modelo de negocio y de las estaciones siempre cambiantes económicamente. Ser capaz de determinar de manera adecuada y precisa qué lado del espectro es más esencial para el lugar actual en el momento adecuado marcará la diferencia a largo plazo.

Cómo los optimistas y los realistas pueden trabajar juntos

Es importante tener en cuenta que una perspectiva optimista es esencial en las etapas iniciales de soñar, generar ideas y mapear mentalmente los matices comerciales. Aquí es donde las ideas e innovaciones combinadas con la pasión pueden convertirse en un fuerte viento en las velas de un barco, pero para que ese barco navegue, debe estar bien construido. Aquí es donde el aspecto del mundo real sirve como base para cada modelo y campaña de marketing que vendrá a lo largo de la (con suerte) larga vida del negocio.

Una mentalidad centrada en la prevención es útil en las etapas de planificación. Aquí es donde los juicios inteligentes basados ​​en datos medibles, tanto internos como externos extraídos de muchos factores para ser considerados económicamente, sirven como controles de la realidad. Estos momentos son donde el realista puede prosperar.

El hábito de los optimistas de ignorar los pequeños problemas en el sistema con la esperanza de que las cosas desaparezcan es potencialmente paralizante. Los realistas suelen ser conscientes y sensibles a los problemas potenciales que pueden surgir, ya sean esperados o inesperados.

Los contadores corporativos, los abogados y el personal de recursos humanos mantienen perspectivas únicas que no deben pasarse por alto. Una práctica conocida como realismo defensivo afirma que los empresarios deben centrarse en una postura comercial defensiva, incluso si eso significa sacrificar los objetivos deseados para el cuadrante. Esta capacidad de mirar hacia adelante, identificar el problema y tomar medidas acertadas es vital para un negocio saludable.

Si bien es importante, el truco para los realistas es no dejarse atrapar por la negatividad que puede surgir ante enormes obstáculos. Siempre que a este tipo de persona se le dé espacio para pensar y escuchar, el valor que aportan a la organización puede ser la actitud que salve el día antes de que alguien más sepa que hay un problema.

el hombre de negocios piensa

Observa el optimismo

Los lentes color de rosa del optimismo corren el riesgo de ser cegados por el amor y esfuerzo que se volcó en la idea de negocio. La necesidad de críticas constructivas regulares y, quizás lo más importante, críticas verbales, “No. Esa no es una buena idea”, de miembros del equipo o amigos de confianza es vital para la naturaleza de un optimista. Aprender a tomarse el tiempo y el espacio para escuchar seriamente las críticas puede ser muy molesto, como cualquier relación, pero los negocios son expresiones íntimas del esfuerzo de una persona, especialmente para un emprendedor.

Aceptar las debilidades y los problemas que surgen a medida que surgen (y surgirán) es una actitud poderosa desde la cual comenzar los procesos de resolución de problemas. La prueba de mercado de un producto o servicio no solo es una buena idea, es fundamental para el éxito porque, al igual que los ingenieros y los científicos de cohetes, nadie quiere lanzar un producto al campo con el riesgo de explotar mientras aún es viable. Pensar honesta y críticamente en el trabajo lo hará más fuerte, el equipo más poderoso y el producto más efectivo. El buen trabajo se vende solo y se extiende a las esferas sociales a medida que las personas promueven de manera entusiasta e imprudente los servicios que han encontrado.

El éxito a menudo se nutre más que se descubre. Cuide el día a día en los negocios, con un equilibrio de optimismo y pragmatismo, hasta que se resuelvan todas las peculiaridades y los sistemas puedan funcionar sin problemas, ascenderá a las filas de las historias de éxito bien establecidas.

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